Creo que vale la expresión - sin ánimo de ser ofensivo- para despedir a Pablo Martiniuk, porque fue uno de los pioneros en su rubro en Villa Ángela. Lejos de las cadenas de farmacias, el márketing actual y la potente industria farmacéutica, su Varpal o Farmacia Martiniuk mantuvo siempre sus orígenes. 
Su Farmacia céntrica, con sus característicos aromas, esa balanza a la izquierda como una suerte de elemento de evidencia irrefutable de que “lo de antes era mejor”, porque seguía, y sigue funcionando a la perfección, es el fiel reflejo de Don Pablo. 
De hecho, no pocos recordarán algunos remedios preparados por él mismo, que eran exactamente el resultado de la aplicación científica del conocimiento, pues, Martiniuk, nacido el año 1937 y con unos 50 años de trabajo, no era precisamente hijo de la época de la gran industria farmacéutica. Más bien, era parte de una camada de profesionales que se extinguió hace un tiempo, producto del avance de la industria en sí.
Don Pablo falleció a los 83 años, luego de permanecer internado por varios días en un centro de salud. Sus últimos días los pasó con complicaciones de salud propias de la edad.